sábado, septiembre 17, 2011

Catecismo Ortodoxo #2

Pregunta: ¿Cómo se difunde la Divina Revelación entre los hombres y cómo se preserva en la verdadera Iglesia?

Respuesta: Por medio de: la Sagrada Tradición y las Sagradas Escrituras.

Pregunta: ¿Qué se entiende bajo el nombre de Sagrada Tradición?

Respuesta: Por el nombre de Sagrada Tradición entendemos la enseñanza de la fe, la Ley de Dios, los Sacramentos y los ritos que nos fueron transmitidos por los verdaderos creyentes y adoradores de Dios de generación en generación.

Pregunta: ¿Hay algún depositario de la Sagrada Tradición?

Respuesta: Todos los verdaderos creyentes unidos por la Sagrada Tradición de la fe, colectiva y sucesivamente, por la voluntad de Dios componen la Iglesia. Y la Iglesia es la segura depositaria de la Sagrada Tradición. Como expresa San Pablo: "La Iglesia del Dios viviente, el pilar y fundamento de la verdad" (1 Tim. 3:15).

San Ireneo escribe: "No debemos buscar entre otros la verdad que podemos obtener buscándola en la Iglesia. Porque en Ella, como en una rica Casa del Tesoro, los Apóstoles nos dejaron en su plenitud todo lo que pertenece a la verdad, de manera que quien la busque, reciba de Ella el alimento de vida. Ella es la puerta a la vida" (Adv. Haeres. T. 3 C. 4).



Pregunta: ¿Qué son las llamadas Sagradas Escrituras?

Respuesta: Son libros escritos por el Espíritu de Dios, a través de hombres santificados por Dios, llamados Profetas y Apóstoles. La reunión de estos libros se llama Biblia.

Pregunta: ¿Qué significa la palabra Biblia?

Respuesta: Es un término griego que significa "Libros." El nombre indica que los Libros Sagrados merecen atención antes que cualesquiera otros.

Pregunta: ¿Qué es más antigua, la Sagrada Tradición o las Sagradas Escrituras?

Respuesta: El más antiguo instrumento para difundir la Divina Revelación es la Sagrada Tradición. De Adán a Moisés no hubo libros sagrados. Nuestro Señor Jesucristo mismo dio su divina enseñanza y fundamentos a sus Apóstoles por la palabra y el ejemplo, y no por la escritura. El mismo método fue seguido por los Apóstoles al principio, cuando difundieron la fe y establecieron la Iglesia de Cristo. La necesidad de tradición es más evidente, si se entiende que los libros eran y son accesibles sólo a una pequeña parte de la humanidad, mientras que la tradición llega a todos.


Pregunta: ¿Por qué, entonces, fueron dadas las Sagradas Escrituras?

Respuesta: Para que la Sagrada Tradición sea preservada más exactamente y permanezca sin modificaciones. En las Sagradas Escrituras leemos las palabras de los Profetas y Apóstoles como si estuviesen vivos y las oyésemos de ellos mismos, a pesar de que los libros sagrados fueron escritos un milenio o varios cientos de años antes de la era Cristiana.

Pregunta: ¿Debemos seguir la Sagrada Tradición incluso si poseemos las Sagradas Escrituras?

Respuesta: Debemos seguir la Tradición que está de acuerdo con la Divina Revelación y con las Santas Escrituras, como nos lo expresan éstas. El Apóstol San Pablo dice: "Así pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por Epístolas" (2 es. 2:15).

Pregunta: ¿Por qué la Tradición es necesaria en la actualidad?

Respuesta: Como guía para la correcta comprensión de las Sagradas Escrituras, para la correcta administración de los Sacramentos y para preservar los sagrados ritos y ceremonias en la pureza de su institución original. San Basilio el Grande dice sobre esto lo siguiente: "Las enseñanzas y los mandamientos se conservan en la Iglesia. Algunas están y otras las recibimos por Tradición Apostólica. Todas tienen la misma fuerza mediante la devoción. Lo dicho no puede ser impugnado, aun por los que tienen poco conocimiento en las disposiciones de la Iglesia. Porque si rechazáramos las costumbres no escritas, como si tuvieran poca importancia, estaríamos, sin duda alguna, mutilando el Evangelio en lo más importante, o de lo contrario, de los sermones de los Apóstoles dejaríamos el nombre vacío.


Por ejemplo, en primer lugar mencionamos sobre lo más común: Para que los esperanzados en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo se signen a sí mismos con la señal de la Cruz, ¿quién lo enseño por escrito? ¿Qué escritura enseña a dirigirse a Oriente para rezar? Respecto a las Palabras para la transmutación del Pan Eucarístico y del Cáliz de las bendiciones, ¿cuál de los santos nos lo dejó por escrito? No nos conformamos con las palabras que el Apóstol dice y el Evangelio registra, sino que antes y después pronunciamos otras, de gran fuerza para el Sacramento, que hemos recibido por enseñanza no escrita. ¿En qué Escritura se nos habla sobre la forma en que debemos bendecir las aguas para el Bautismo, el aceite de la unción y a la persona misma que es bautizada? Por una tradición silenciosa y secreta. ¿Qué más? La práctica misma de ungir con aceite, la norma de la triple inmersión y el resto de las ceremonias del Bautismo, la renuncia a satanás y sus ángeles, ¿de qué Escritura están tomadas? ¿No son acaso todas esas enseñanzas inéditas y privadas las que nuestros Padres conservaron, por medio del silencio, de la curiosidad y las disquisiciones profanas, habiendo sido instruidos en el principio de resguardar por el silencio la santidad de los misterios? ¿Por qué publicar por escrito la enseñanza referente a lo que no se les permite a los no bautizados siquiera ver?" (Can. 97, sobre el Espíritu Santo, cap. 27).

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